Hay momentos en los que te dan ganas de tirarlo todo por la
borda, de hacer borrón y cuenta nueva. De hecho, esos momentos, generalmente
suelen venir provocados por alguien que sabe que está haciendo daño. Sin
embargo, la mayoría de nosotros somos tan blandos que nos es imposible tirar la
toalla, preferimos el sufrimiento al cambio, quizás sea cobardía o un acto de
fe y valiente, algo así como el dilema del suicida, que no se sabe si es un
cobarde por quitarse de en medio o un valiente por ser capaz de hacerlo.
Volviendo al principio y por no desviarnos mucho del tema,
es algo frustrante que la gente se aproveche de la buena voluntad y de la tal
vez mal llamada inocencia que mostramos. Deberíamos mostrarnos más duros, más
fuertes, no permitir que nos utilizaran y nos hicieran daño tan fácilmente. No
obstante, si hiciéramos eso dejaríamos de ser nosotros mismos y eso es lo que
de verdad da rabia.
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