domingo, 31 de agosto de 2014

Piensa

Cuando alguien se enamora asume que ese sentimiento tan bello traerá consigo muchas cosas, una de ellas, como no podía ser de otra manera, es el sufrimiento. Y es que por mucho que la persona de la que estás enamorado te corresponda, siempre hay que sufrir en algún momento. Es lo más lógico que al ser dos personas distintas haya discusiones y peleas, y si de verdad quieres a esa persona sufres.

Si no tienes esas peleas o discusiones de vez en cuando porque no sois lo suficientemente diferentes como para tenerlas, quizás no sea la persona que está llamada a compartir su vida contigo.

También está el momento en el que tienes que elegir entre dejar marchar a esa persona o luchar a capa y espada por ella sin importarte nada más. En ambos casos te tocará sufrir, la duda es si quieres sufrir tu solo o quieres que sufra también tu persona amada y hasta una tercera persona que no conozcas de nada. De la primera manera el sufrimiento es más corto, individual y sin recompensa posible, la segunda opción te aporta un sufrimiento más largo, colectivo y con alguna posibilidad de recompensa.

Así que ya sabes, antes de actuar, piensa.

Dudas

La vida nos pone en el camino muchos caminos a escoger de los que solo podemos coger uno cada vez, ocasionalmente la elección de un camino nos permite volver a tener la oportunidad de elegir un camino que habíamos descartado anteriormente. Generalmente, a la hora de elegir un camino miramos qué es más importante, si el presente o el futuro que nos depara dicha elección. Normalmente cuando no tenemos tiempo para meditar la elección a tomar elegimos la que nos ofrece un beneficio en el presente, mientras que si tenemos más tiempo para pensar elegimos el camino que nos ofrece un beneficio a largo plazo.

Una vez planteada esta duda, ¿tu qué piensas?

sábado, 30 de agosto de 2014

Miedo

En nuestro día a día, es muy difícil ver a alguien tal y como es, sin esconder nada. Desde primera hora de la mañana, cuando nos vestimos pensando más en lo que se pensará por ahí sobre la ropa usada que en lo que nos gusta realmente a nosotros, pasando por la comida en la que nos sentimos presionados por como le caerá la comida a nuestro cuerpo más que por como la disfrutará el paladar. Incluso ya cambiamos hasta nuestra forma de hablar y de expresarnos para no mostrar nuestro verdadero yo.

Parece que tenemos miedo a mostrarnos tal y como somos y que solo nos quitamos la careta cuando estamos solos y en el cuarto de baño, cuando nadie nos ve ni nos oye. Poco a poco todos nos vamos pareciendo más los unos a los otros y se van perdiendo nuestras señas de identidad, cada vez parecemos más unos robots en una cinta de montaje en la que todos somos iguales y sin la posibilidad de cambiar nada hasta que el que nos gobierna la mente nos obligue a mirar todos para un mismo lado.

Pues si, tenemos miedo, miedo a la soledad y a que no haya nadie que nos entienda y nos acepte, por eso lo cambiamos todo en nosotros. Sin embargo, yo pregunto, ¿es peor ese miedo o el perdernos a nosotros mismos?


Uno corto...

cuando dejas que algo te consuma, por muy pequeño que a ti te parezca, las personas de tu alrededor lo terminarán notando. Piensa si es más importante eso que te consume o la gente que te rodea, porque si eliges mal el final será la soledad.


La vida

Como si de un coche se tratara, en la vida hay que saber cuando frenar, acelerar, girar.. Hay que tener mucho cuidado para no pasarse de velocidad evitando así el salirse del carril, al igual que no hay que ir tan despacio como para que todos te adelanten y nunca disfrutes de las posibilidades que te ofrece el coche. Es por esto que hay que vivir siguiendo el carril pero siendo capaz de disfrutar de la vida sin amargarse uno mismo ni a los demás. Al igual que con el coche, cuando más lento vayas, más te durará la gasolina, pero de nada servirá eso si nunca sentiste el viento en la cara. Así que vive bien, vive con cuidado, pero sobretodo, vive y es que a nosotros, cuando se nos esté acabando la gasolina, no tendremos ninguna gasolinera cerca.


viernes, 29 de agosto de 2014

Deslizando los dedos

Deslizo los dedos por el teclado de mi ordenador sin saber muy bien que decir, no sé a donde me llevará esta aventura ni hasta donde llegará. Llevaba ya mucho tiempo reprimiéndome, así que me he decidido hoy, tras una mala noticia pero precedida de una semana maravillosa, a dejarme llevar por un impulso (el tiempo dirá si bueno o malo) e iniciarme en este mundo en el que todo el que tiene algo que decir tiene a alguien dispuesto a escuchar.